Con motivo del Festival de la Canción Eurovisión, te proponemos conocer a algunos de los cantantes más famosos de la naturaleza. ¿Cómo aprenden a cantar los pájaros? ¿Cómo canta la ballena? ¿Puede un pez cantarle a su amada?

En lo alto de un ciprés 
qué alegría y alboroto, 
las aves de la ciudad 
se han unido en un coro.
La alondra, que es solista,
se aclara la garganta.
Cruza un ala, hincha el pecho
abre el pico y canta.
Pío, pío, chip chap,
bul bul bul bul bil bal
la la la…
Y todo el mundo exclama,
qué coro más ideal.

Makhela Aliza (Un coro alegre) / Texto: Lea Naor; Melodía: Nurit Hirsch

Mientras el festival de la canción más grande del mundo se celebra en Tel Aviv, dirigimos nuestros oídos a las innumerables competiciones de canto que tienen lugar en la naturaleza. Los pájaros cantores macho compiten entre sí e intentan atraer a las hembras, las ballenas despliegan su canto en las profundidades de los océanos y muchos animales que no son conocidos por sus voces, como los murciélagos, los ratones e incluso los peces se cantan entre ellos. En este artículo vamos a conocer a algunos de los cantantes más llamativos de la naturaleza, veremos cómo un pájaro adoptado aprende a cantar, descubriremos si “la ballena más solitaria del mundo” puede encontrar a una hembra que responda a sus llamadas y cómo los ratones conversan educadamente mientras cantan un dueto, entre otras cosas.

La alondra solista

Los pájaros son los grandes cantantes de la naturaleza, con mucha diferencia. En primavera, su canto puede escucharse por todo Israel, especialmente al amanecer y al atardecer, pero también durante el día. Todos los pájaros emiten sonidos, pero no todos ellos “cantan” (es decir, emiten largas secuencias melódicas de silbidos y gorjeos). La mayoría de los pájaros cantores pertenecen a una orden de aves conocida como paseriformes (Passeriformes, en latín); esta orden es la más grande del reino de las aves e incluye a más de 6000 especies.

En la mayoría de las especies, los machos son los que cantan, anunciando así su presencia a las hembras a las que buscan cortejar: “Aquí me tienes, tengo una voz fuerte y bonita, te conviene elegirme a mí”. Pero también a otros machos: “Estoy aquí, esta zona está ocupada, búscate otro lugar”. Cada especie tiene un canto diferente y las canciones pueden ser muy sencillas o muy complicadas y sofisticadas. Los machos del mosquitero común (Phylloscopus collybita), por ejemplo, que se llaman “chiffchaff” en inglés, hacen un sonido parecido a “chif-chaf”. Las alondras (Alaudidae), por su parte, tienen un canto mucho más completo, por lo que no sorprende que sean cantantes solistas. Las aves lira (Menura) han ido un paso más allá: estos pájaros componen su canto a partir de sonidos que escuchan en su entorno, pudiendo imitar de forma precisa no solo el canto de veinte especies diferentes de pájaros cantores, sino también sonidos como el diafragma de una cámara o la alarma de un coche, entre muchos otros.

Un ave lira imitando sonidos:

Polluelos nacidos para cantar

Sin embargo, la mayoría de los pájaros cantores se conforman con un canto particular que es característico de su especie. ¿Cómo saben los machos qué deben cantar? ¿Tienen el canto grabado en el cerebro desde que nacen, esperando a ser liberado, o tienen que aprenderlo de sus padres? La respuesta, como en muchos ámbitos de la vida, es que hay algo de verdad en cada una de las dos hipótesis. Efectivamente, los machos jóvenes aprenden de los machos adultos en su entorno y mediante experimentos se demostró que, si se crían de forma aislada, sin tener la oportunidad de escuchar el canto de su especie, desarrollan un canto diferente, mucho más sencillo y básico, que se conoce como “canto de aislamiento”.

Pero cuando salen del cascarón, los polluelos tampoco son una “tabula rasa”, lista para recibir todo lo que metan en ella. El “canto de aislamiento” es una versión sencilla del canto específico de esa especie en particular y contiene patrones característicos de su especie. Numerosos estudios examinaron el proceso de aprendizaje de los polluelos y descubrieron, entre otras cosas, que estos reconocen el canto de su especie desde una edad muy temprana: cuando oyen este canto, el ritmo cardíaco cambia y piden más comida que al oír el canto de otras aves.  Los polluelos de una especie pueden aprender el canto de otra especie si es el único al que son expuestos; no obstante, si tienen la oportunidad de oír varios cantos, entre los que se encuentre el canto de su especie, ese será el que aprenderán. Todo ello sugiere que, al nacer, la mente de los polluelos tiene una predisposición a aprender un canto en particular.

En cierta manera, el proceso de aprendizaje del canto en los polluelos es similar al proceso mediante el que los bebés humanos aprenden a hablar. Al igual que los bebés, en la primera fase los polluelos escuchan los sonidos que hacen los adultos, después de lo cual intentan repetir estos sonidos. Al principio, estos intentos no tienen mucho éxito y recuerdan un poco a los balbuceos y las sílabas entrecortadas que los bebés producen antes de aprender a hablar. Con el tiempo, van perfeccionando su canto hasta que no es menos complejo que el de sus padres. Y dado que aprenden los unos de los otros, los pájaros también desarrollan “dialectos” locales, al igual que los humanos: diferentes poblaciones de la misma especie que viven alejadas pueden acabar desarrollando cantos diferentes con el paso del tiempo.

Video de Ted-Ed – Cómo aprenden a cantar los pájaros:

 

El ‘polluelés’

Las similitudes entre los pájaros y los humanos no acaban aquí. Cuando los adultos hablan con los bebés, tienden a hacerlo más lentamente, con un tono de voz más alto y alargando las sílabas. En la literatura especializada, esto se conoce como “maternés”. Diferentes estudios mostraron que los bebés prestan más atención a este “idioma” que al habla normal y que parecen entender que, al utilizarlo, los adultos se dirigen a ellos. Un estudio realizado en 2016 reveló que se da un fenómeno similar en el pinzón cebra (Taeniopygia guttata), una especie de ave que se utiliza desde hace décadas para estudiar el canto de los pájaros.

Los investigadores descubrieron que los pinzones cebra cambian su canto cuando se dirigen a sus crías: alargan las pausas entre las “frases” en el canto, prolongándolo, y repiten ciertos elementos una y otra vez. También cantan con mayor claridad y “limpian sus sílabas”, como comentó John Sakata, la persona que dirigió el estudio, al Washington Post. Los investigadores suponen que, al igual que los humanos, el “habla” dirigida a los polluelos ayuda a estos a aprender. “Es una pasada que otros animales hablen con sus crías de forma tan parecida a cómo los humanos hablan con sus bebés”, añadió Sakata.

Este año se publicó otro estudio sobre estos mismos pájaros, en el que se mostró que no solo los machos enseñan a sus polluelos a cantar, las madres también tienen un papel importante. Si bien estas no cantan, se dirigen a sus crías mientras estas practican sus habilidades de canto. Los investigadores mostraron a los polluelos un video en el que aparecía una hembra de pinzón cebra moviéndose de un lado a otro y exhibiendo sus plumas, que son acciones que las hembras llevan a cabo cuando les gusta el canto de un macho, así como cuando sus polluelos cantan.

Los polluelos que vieron el video inmediatamente después de acabar de cantar desarrollaron un canto más parecido al de los adultos que aquellos pollitos que vieron el video con independencia de cuándo hubieran cantado, a pesar de que la “valoración” de la hembra no estaba relacionada con la calidad del canto: los investigadores mostraban el video cada vez que los polluelos acababan de cantar, tanto si el canto había sido bueno como si no. Los investigadores creen que la respuesta de la madre anima a sus hijos a seguir practicando, contribuyendo así a la mejora de sus habilidades de canto.

¿Cuál es la contraseña?

¿Y qué sucede cuando un polluelo crece con “padres adoptivos” de una especie diferente y escucha el canto de esta en lugar del canto característico de su especie? ¿Cómo aprenderá a cantar y a cortejar a las hembras “correctas”, aquellas de su especie? Este es el caso, por ejemplo, del tordo cabecicafé (Molothrus ater) que, al igual que el cuco europeo y el cuco que vive en Israel, pone sus huevos en los nidos de otras aves. Mark Hauber, que estudió los cucos, sugirió que podría haber algún tipo de “contraseña”, un comportamiento determinado o un sonido característico de estos pájaros que influiría en el aprendizaje de los polluelos. Cuando los polluelos encuentran a un ejemplar adulto de su especie, este activaría la contraseña, que a su vez liberaría algo en su cerebro. Hasta ese momento, independientemente de cuántas veces hayan visto a sus padres adoptivos y cuánto hayan oído el canto de estos, no aprenderán a reconocerse a sí mismos como miembros de esa especie y no imitarán su canto. Su mecanismo de aprendizaje solo se activará cuando haya un cuco en su entorno.

Hauber está convencido de haber encontrado la contraseña: las llamadas de las aves adultas, que emiten tanto los machos como las hembras durante toda la temporada de reproducción. Hauber y sus colegas mostraron que cuando el polluelo, que en esta fase ya ha crecido más y ha desarrollado sus plumas, oye estas llamadas por primera vez, se producen ciertos cambios en su cerebro: se produce una proteína determinada en grandes cantidades en el área del cerebro responsable de la audición, la cual desparece pasadas unas horas. Según parece, este cambio es el que hace que empiece a aprender del pájaro que emitió la “contraseña”.

A diferencia de otros pájaros, los polluelos de los cucos no oyen el canto de su especie inmediatamente después de salir del cascarón, sino cuando abandonan el nido y están expuestos a pájaros distintos de los que los acompañaron al nacer. Por este motivo, los machos de los cucos aprenden a cantar relativamente tarde: no empiezan a practicar el canto hasta su segundo año de vida y suelen tardar un año más hasta que logran cantar adecuadamente.

¿Y qué sucede si un macho de cuco no encuentra a ningún pájaro de su especie durante sus primeros años de vida? En ese caso, en algún momento aprenderá a imitar el canto de sus padres adoptivos. Los investigadores descubrieron que la citada proteína que responde a la “contraseña” también se produce en grandes cantidades cuando el polluelo empieza a aprender el canto “incorrecto”; así, se activa el mismo mecanismo de aprendizaje, sin importar cuál sea el canto que se aprenda. Sin embargo, el macho que aprenda el canto de otra especie tendrá problemas cuando llegue el momento de aparearse: las hembras de su especie no entenderán lo que intenta decir y, por lo general, preferirán a los machos que sepan cantar debidamente.

זכר של ציפור בקר חומת ראש (מימין) מחזר אחר נקבה | ויקיפדיה, Jmalik
Los polluelos crecen en nidos de otros pájaros y tardan mucho tiempo en aprender a cantar. El Macho de cuco (a la derecha) cortejando a una hembra | Wikipedia, Jmalik

El canto del mar

Aparte de los pájaros, los animales más conocidos por su canto son las ballenas. Algunos tipos de ballenas barbadas, también conocidas como misticetos, producen cantos que pueden durar varias horas y que pueden recorrer una distancia de muchos kilómetros bajo el agua. La ballena con el canto más conocido y que más se ha estudiado es la ballena jorobada, también conocida como yubarta (Megaptera novaeangliae).

Las ballenas producen sonidos de forma muy diferente a los humanos. Transmiten aire desde los pulmones a un órgano parecido a un saco, que probablemente se desarrolló a partir de la laringe de los mamíferos, el lugar en el que se encuentran nuestras cuerdas vocales. Sin embargo, a diferencia de los mamíferos terrestres, el aire no pasa a través de este órgano y sale del cuerpo, sino que el flujo de aire dentro del “saco” crea las ondas de sonido y estas traspasan el cuerpo de la ballena, llegando al agua y a los oídos de las otras ballenas. Este saco está rodeado de músculos que pueden cambiar su volumen, controlando así el flujo de aire y los sonidos que salen del mismo.

Las ballenas jorobadas macho son las que cantan, haciéndolo principalmente durante el período del cortejo. Por lo tanto, es probable que el canto tenga la misma función en las ballenas que en los pájaros: atraer a las hembras y disuadir a otros machos. Pero las ballenas también cantan en otras ocasiones, por ejemplo durante las migraciones, y su canto puede tener significados adicionales.

CCada población de ballenas jorobadas tiene su propio canto, que los individuos jóvenes aprenden de los adultos. Con el tiempo, este canto experimenta cambios: uno de los machos puede empezar a cantarlo de una forma ligeramente diferente, añadiendo un sonido nuevo o más bajo, y los demás machos lo imitan. El canto también puede transmitirse de una población a otra: por ejemplo, los machos del este de Australia aprendieron el canto de los machos que habitan al oeste del continente cuando ambas poblaciones se encontraron durante las migraciones. Los cantos de las ballenas causaron tanta impresión en las personas que los escucharon que fueron elegidos como una de las “voces de la Tierra” preservadas en los discos de oro de las naves espaciales Voyager, junto a la de chimpancés, cantos de pájaros, sonidos de lluvia y truenos, música humana, etc. Estos registros aún se encuentran en las naves espaciales que salieron del sistema solar y quizá lleven estos sonidos a oídos muy diferentes de los nuestros.

Hace mucho tiempo, el canto de las ballenas dominaba los océanos sin competidores, pero en la era moderna los seres humanos también llegaron a las profundidades del mar y alteraron su tranquilidad. Las embarcaciones, los submarinos, las perforaciones petroleras y el tendido de cables y tuberías llenan el agua con unos niveles de ruido muy elevados, lo que también acaba afectando a las ballenas. Un grupo de investigadores japoneses que grabaron el canto de las ballenas jorobadas descubrieron que en un radio de medio kilómetro del recorrido de las embarcaciones que pasaban por aquella zona había menos machos que cantaban y, después de que pasara una embarcación, los machos redujeron su canto o simplemente dejaron de cantar en un radio de 1200 metros. A continuación, tardaron al menos media hora en volver a cantar y a comportarse con normalidad. Otro estudio mostró que estas ballenas cambian su canto en respuesta a los ruidos de los sónares. El aumento del ruido en los océanos hace que estos y muchos otros animales tengan dificultades para comunicarse y que cambie su comportamiento. Muchos investigadores y ecologistas en todo el mundo están pidiendo limitar el nivel de ruido en los mares, al menos en determinadas zonas y épocas del año, por ejemplo en las zonas de reproducción.

Video de Ted-Ed sobre el canto de las ballenas:

¿La ballena más solitaria del mundo?

Durante los años de la Guerra Fría, la Marina de los EE.UU. construyó un sistema de vigilancia sónica (SOSUS) destinado a rastrear los submarinos de la Unión Soviética. Este sistema registraba cada sonido que oía, por lo que su base de datos contenía principalmente sonidos que nada tenían que ver con los submarinos o los rusos, sino con la vida marina. Esto incluía el canto de las ballenas. A principios de la década de los 90, tras la caída de la Unión Soviética, parte de estas grabaciones se compartieron con el público y con la comunidad científica. Entonces se descubrió que en 1989 los micrófonos ubicados al norte del Océano Pacífico registraron un sonido similar al de la ballena azul, pero que no coincidía con este, ya que la frecuencia no era la misma. Mientras que las ballenas azules cantan a una frecuencia de 10 a 40 Hz, la frecuencia fundamental de este canto era de 52 Hz.

El canto de la ballena extraordinaria:

En los años siguientes, se realizaron más grabaciones de este canto único. Al examinarlo, se constató que se trataba, casi con total seguridad, del canto de un individuo y no de un grupo de ballenas que cantaran en una frecuencia alta. “Es posible que sea un ejemplar único en todo el océano”, se escribió en un artículo de 2004. Pese a que los sonidos registrados durante todo ese año se examinaron cuidadosamente, solo se encontró un canto de esas características, con una única fuente en cada temporada”. Los investigadores estuvieron siguiendo a “Azul 52 Hz”, nombre que dieron a la ballena en cuestión, durante 12 años. Escuchaban su canto desde agosto o septiembre, proveniente de las profundidades del océano una y otra vez hasta enero o febrero, cuando la migración anual de la ballena hacía que saliera del alcance del micrófono.

Para sorpresa de los investigadores, el artículo sobre la ballena con el canto especial tuvo un gran éxito en todo el mundo. Según parece, el motivo principal de ello fue la idea de que su canto único “le impediría encontrar el amor”, como llegó a escribirse en un periódico. ¿Las demás ballenas podrían escucharlo? ¿Realmente recorre los océanos en soledad, cantando una melodía que nunca encontrará respuesta?

El nombre científico “Azul 52 Hz” fue abandonado en favor del apodo más poético “La ballena más solitaria del mundo” y el misterioso cantante se convirtió en el icono de las almas solitarias del mundo entero. Se escribieron canciones, libros e incluso una obra de teatro sobre la ballena. Un joven polaco se tatuó la imagen de la ballena en la espalda tras separarse de su novia. Por supuesto, todo esto tenía muy poco que ver con la ballena real.

En primer lugar, no hay ningún motivo para pensar que las demás ballenas no puedan oír el canto de Azul 52. Aunque no esté dentro de la frecuencia de su canto, sin duda entraría en su rango de audición. “Las ballenas azules, las ballenas comunes, las ballenas jorobadas: estas tres especies pueden oírlo”, comentó Christofer Clark de la Universidad Cornell en una entrevista con la BBC. “No son sordas, simplemente ese individuo es peculiar”. Clark también señaló que ya se habían registrado cantos inusuales en el pasado, aunque no en una frecuencia tan alta. “Azul 52”, añadió, “no es algo totalmente único”.

“No cabe duda de que puede comer, vivir y nadar en el mar. ¿Que si puede reproducirse? No tengo ni idea”, comentó Mary Anne Daher, una de las investigadoras que elaboraron el artículo de 2004. “¿Si es solitario? No me gusta atribuir sentimientos humanos a los animales de esa manera. ¿Si las ballenas se sienten solas? Pues no lo sé. Es un tema en el que ni siquiera quiero entrar”.

Una pregunta más científica sería por qué una ballena canta de una manera tan excepcional. Muchos investigadores están convencidos de que Azul 52 es un cruce, probablemente de una ballena azul y una ballena común. Ya se conocieron cruces de este tipo en estudios anteriores y la estructura corporal de estos, que es diferente de la de las dos especies, podría causar una frecuencia diferente del canto que producen normalmente. Sin embargo, eso no es más que una hipótesis, ya que hasta la fecha nadie ha podido ver con sus propios ojos al ejemplar, por lo que continúa siendo un enigma y una fuente de consuelo para muchas personas que sienten que no encontraron su lugar.

Ratones que cantan duetos

No solo los pájaros y las ballenas se caracterizan por su canto. Quizá no pensemos en ellos como grandes cantantes, pero hay ciertas especies de ratones, perros, murciélagos e incluso de peces que también tienen este talento.

Comencemos con los ratones. Los llamados ratones cantores de Alston (Scotinomys teguina) viven en los bosques nubosos de las montañas de América Central y se comunican mediante una especie de “canciones”, una serie de pitidos que puede durar hasta 16 segundos. Cada ratón tiene una canción única. “Es su código de barras, que dice ‘Este soy yo’”, comenta Michael Long, que estudió estos ratones, en una entrevista con el New York Times. “En ocasiones también cantan cuando están solos, pero el canto suele tener una función social: los machos cantan para proteger su territorio, y ambos sexos cantan durante la temporada de cortejo”.

Long llevó a algunos de estos ratones a su laboratorio y descubrió que son muy exigentes. “Son una especie de ‘diva’”, comentó. “Deben poder ejercitarse y necesitan un menú especial. Pero están progresando muy bien aquí.” Los ratones fueron colocados en jaulas adyacentes y se cantaban entre ellos. Uno de los estudiantes en el laboratorio se dio cuenta de que lo hacen de una manera única y que no es característica de los animales: no cantan al mismo tiempo, sino que cada vez canta un ratón y el otro espera a que el primero termine para “contestarle”. La conversación se llevaba a cabo así, por turnos. “Mantienen conversaciones con mucha educación”, añadió Arkarup Banerjee, que está haciendo un postdoctorado en este laboratorio.

Efectivamente, este “lenguaje por turnos” es una característica fundamental del habla humana y es muy raro entre los animales. Requiere un elevado control de la voz y de la capacidad de sincronizarla para que los participantes no hablen uno “encima” del otro, sino que un interlocutor comience cuando el otro deja de hablar. En un artículo publicado hace unos meses, los investigadores mostraron la actividad de un área determinada del cerebro durante estas habilidades y sugirieron que estas pueden ser las mismas estructuras cerebrales que utilizamos los seres humanos al hablar.

Ratones cantando:

Perros cantores en lo alto de las montañas

En 2016, una expedición de zoólogos se dirigió a las montañas en el centro de Nueva Guinea en busca de los misteriosos perros salvajes de la isla. Estos perros son parientes cercanos de los dingos australianos y se parecen mucho a estos, aunque son más pequeños. Se conocen como los perros cantores y basta oírlos para entender el porqué: tienen un aullido especial, alto y melodioso y a menudo “cantan” juntos, en coro. Unos 300 de esos perros se encuentran en zoológicos y casas particulares y en el pasado se sabía de una población salvaje que vivía en lo alto de las montañas, pero desde hace cincuenta años las únicas pruebas de su existencia eran dos imágenes borrosas. Por lo tanto, la expedición se puso manos a la obra para ver averiguar si quedaban perros cantores en la naturaleza.

En septiembre de ese año, los investigadores encontraron una huella en el barro que parecía pertenecer a un perro en un bosque alejado de las poblaciones humanas y se apresuraron a instalar cámaras en la zona. En solo dos días, obtuvieron más de 140 imágenes de perros en la cima más alta de la isla, a unos 4,5 kilómetros de altura. Los investigadores también pudieron avistar a los perros y recoger muestras fecales, de las que consiguieron obtener su ADN. Según las imágenes, habría al menos 15 ejemplares en la zona, machos, hembras y cachorros.

Los resultados supusieron una gran alegría para los investigadores, ya que temían que los perros cantores se hubiesen extinguido completamente en la naturaleza. Pero encontraron lo que parece ser una población próspera y se muestran optimistas sobre sus posibilidades de supervivencia en las áreas de difícil acceso, alejadas del impacto de los seres humanos.

Perros cantores (y huskies que se unen):

Las canciones de amor de los murciélagos

“¿Quién hubiera pensado que los murciélagos podrían tener uno de los repertorios vocales más ricos y sofisticados del reino animal?”, se preguntaba Georg Pollak, de la Universidad de Texas en Austin. Pero esto es precisamente lo que se desprende de las investigaciones de este científico y sus colegas.

¿Por qué elegir precisamente murciélagos para una investigación sobre la comunicación oral? Quizá porque hay muchos de estos animales en la zona, en cantidades enormes, convirtiéndose en uno de los símbolos más conocidos de la ciudad. Todas las noches, más de un millón de murciélagos de cola de ratón (Tadarida brasiliensis) salen de los lugares en los que duermen, debajo del puente de Ann Richards y vuelan hacia la ciudad para cazar insectos y entretener a los turistas que llegan para avistarlos.

Y además, cantan. Lo hacen en una secuencia de pitidos y silbidos, muchos de los cuales son demasiado altos para ser percibidos por el oído humano. Sin embargo, el equipo de grabación de los investigadores les permite estudiar su canto a la perfección. “Los sonidos están estructurados en patrones específicos, ordenados para crear una especie de canción, y hay secuencias ordenadas en cada ‘frase’”, comenta Kirsten Bohn, quien dirigió el estudio. “El objetivo de estas canciones es atraer a las hembras".

Efectivamente, al igual que los pájaros y las ballenas, los murciélagos también cantan en la temporada de cortejo. El estudio mostró que estos animales no emiten sonidos al azar: aunque las “canciones” de cada murciélago son diferentes, se aprecian ciertos patrones de “frases” y “sílabas” que se repiten una y otra vez. “Descubrimos que los sonidos de los murciélagos también están estructurados en patrones”, apuntó Bohn. “Ahora disponemos de un modelo que no solo nos permite estudiar la comunicación de otros animales, sino también el lenguaje humano.”

El murciélago Sid cantando:

Cantar como un pez

En 1981 los habitantes del norte de California no pasaron un verano tranquilo, al menos aquellos que vivían en barcos o en casas flotantes. Noche tras noche, oían un fuerte zumbido casi hasta el amanecer, que atravesaba el suelo y resonaba en toda la casa. El “zumbido de Sausalito”, que lleva el nombre de una ciudad cercana a San Francisco en la que hay muchas casas flotantes, terminó al llegar el otoño, pero volvió en 1984 para amargarles el verano a los residentes. Algunos de ellos lo describían como un zumbido eléctrico, otros como el sonido del motor de un avión, o como un grupo de oboístas tocando la misma nota a la vez. Nadie sabía de dónde provenía el ruido y las teorías sobre su posible origen fueron volviéndose cada vez más extrañas: desde bombas de instalaciones de purificación hasta sonidos de una base militar secreta, pasando por submarinos soviéticos que habían entrado en el puerto e incluso invasores del espacio exterior. El misterio no se resolvió hasta 1985: el “zumbido de Sausalito” no era más que el canto de cortejo de un pez.

Así es. Cuando están desesperados por encontrar una compañera, los peces también pueden hacer bastante ruido. En este caso se trataba del pez sapo cabezón (Porichthys notatus), también conocido como pez sapo de aleta lucia, que se llama así porque su cara se asemeja a la de un sapo. Muchas especies de esta familia de peces suelen cantar en la temporada de cortejo, con unas “canciones” compuestas de gemidos y tonos bajos que suenan como un zumbido. Estas canciones no resultan especialmente seductoras al oído humano. “Es el peor sonido del mundo”, comentó al New York Times John McCosker, director del acuario de San Francisco. “Es como la típica escena que hay en todas las películas de guerra de mala calidad en la que los bombarderos pasan volando juntos en formación. Pues sí, eso es lo que resulta atractivo para las hembras de estos peces”.

Sin embargo, resolver el misterio no solucionó el problema de las personas que vivían en las casas flotantes, ya que seguían sufriendo por el ruido. “Es como una tortura de agua china”, comentó Susan Dunwell, una de las residentes. “Puede que sea la llamada de apareamiento de esos peces sapo, pero para la vida sexual de las personas que viven aquí es un absoluto desastre”. Por lo que ella y sus amigos, con la típica actitud californiana, decidieron celebrar un festival dedicado a los peces.

El “Festival del Pez Sapo Zumbante” (Humming Toadfish Festival) se celebró varias veces a finales de la década de los 80, con los residentes disfrazados de peces y tocando el mirlitón, que recuerda al sonido del pez sapo cabezón. “Decidimos que, si no podíamos vencerlos, nos uniríamos a ellos”, explicó al Los Angeles Times Phil Frank, que fue coronado como “Rey Pez Sapo” de 1989. Poco tiempo después, los peces sapo encontraron otro lugar en el que pasar la temporada de apareamiento y desde entonces apenas volvieron a Sausalito.

El canto del pez sapo:

No existe una definición consensuada sobre lo que es y no es el “canto”, que nos permita determinar de forma inequívoca qué sonidos de animales pueden considerarse como canto y cuáles simplemente como aullidos o gruñidos. ¿Pueden considerarse como canto los aullidos de los chacales? ¿Y qué hay de los coros de ranas, que se reúnen todas las noches para croar al unísono? Es posible que, como en tantos otros ámbitos de la vida, tengamos que conformarnos con decir que “reconocemos el canto cuando lo oímos”.

La diversidad acústica del reino animal incluye a muchos más animales, como los grillos y las cigarras, que no cantan, sino que “tocan”: estos insectos producen ondas de sonido al frotar sus extremidades entre sí, no mediante un flujo de aire de sus pulmones (o su vejiga). Además, hace poco se descubrieron unos loros que tamborilean con un palo contra los árboles. Como comentamos anteriormente, el motivo principal de que los animales “canten” y “toquen” es el cortejo: por lo general, los machos son los que cantan para intentar atraer a las hembras en la temporada de apareamiento. Las investigaciones realizadas en los últimos años revelaron algunos de los secretos del canto en la naturaleza y sugieren que aún hay muchos cantantes esperando a ser descubiertos.