La lactancia y el consumo de leche no son exclusivos de los mamíferos. Las aves, los insectos, las arañas e incluso los peces alimentan a sus crías con líquidos similares a la leche.
Acaba de pasar Pentecostés (Shavuot) y, con él, la antigua costumbre, al menos entre los judíos asquenazis, de comer productos lácteos. La leche es el primer alimento que consumimos los mamíferos. La producen glándulas especiales en el cuerpo femenino, las glándulas mamarias, y las hembras la secretan como alimento para sus crías. Es extremadamente nutritiva y algunos mamíferos incluso la consumen de adultos, como los gatos salvajes que han sido vistos robando leche de elefantes marinos del norte en Guadalupe. Tan fundamental es el consumo de leche para los mamíferos, que su nombre proviene de la palabra en latín para nombrar el pecho materno, “mamma”.
Sin embargo, resulta que otras especies en el reino animal secretan sustancias nutritivas para alimentar a sus crías, un alimento con una función similar a la de la leche en los mamíferos.
Les presento la leche de ave
La leche de aves no es solo el nombre de un postre de Europa del Este. Las palomas y sus parientes, los flamencos, e incluso los pingüinos emperadores macho secretan "leche" como alimento para sus pichones. La leche de esta ave se conoce principalmente con el nombre de "leche de paloma", porque durante muchos años, se creía que las palomas eran las únicas aves que producían leche. También se conoce como "leche de buche", llamada así por el órgano secretor: el buche, una bolsa membranosa localizada en la base del esófago de muchas aves que sirve para almacenar temporalmente los alimentos.
Ya en 1786, se registró que las palomas alimentaban a sus pichones con leche de buche. La costumbre en otras aves se documentó recién a mediados del siglo XX
Unos días antes de la eclosión de los pichones, aumentan en los padres los niveles de una hormona llamada prolactina, la misma hormona que es crucial para la secreción de leche en los mamíferos. Al igual que en las glándulas mamarias de las hembras de los mamíferos, el buche de las palomas macho y hembra cambia en respuesta a la hormona y comienza a producir la leche. El tejido celular que conforma el revestimiento interno del buche (células epiteliales) se expande y las células se llenan de grasas y otros nutrientes. Estas células se desprenden y constituyen la leche de buche. A diferencia de la leche líquida de los mamíferos, la leche de buche es una suspensión de numerosas células en el líquido, con una textura que recuerda al requesón.
Para alimentar a sus crías, las palomas regurgitan la leche de buche y las crías la comen directamente de la garganta de sus padres. Durante los primeros días después de la eclosión, los pichones se alimentan solo de la leche de buche. Continúan consumiendo leche de buche por dos semanas, hasta que disminuyen los niveles de prolactina y se detiene la producción de leche.
La leche de paloma es muy nutritiva, rica en grasas y proteínas, más que la leche humana o de vaca, y baja en carbohidratos. Un estudio de la década de 1950 mostró que los pollos cuya alimentación se complementaba con leche de paloma pesaban un 38% más que los pollos que no consumían esta leche. La leche de paloma incluso afecta la expresión de genes asociados al sistema inmune. Contiene minerales, anticuerpos, hormonas y bacterias que son esenciales para los polluelos, y si no la reciben, y se alimentan con otros sustitutos nutritivos, tienen un mayor riesgo de problemas de desarrollo e incluso de muerte.
La leche de paloma es más rica en proteínas que la leche humana o de vaca y contiene otros componentes beneficiosos. Fotografía: Shutterstock
Los polluelos de flamenco se alimentan exclusivamente de la leche de buche durante unos pocos meses, hasta que sus picos desarrollan todas las estructuras especiales necesarias para filtrar su alimento del agua. Los gritos de los polluelos fomentan la secreción de prolactina y la producción de leche, y a veces incluso los flamencos que no son los progenitores del polluelo responden a los gritos y lo alimentan.
La leche de buche de los flamencos es producida tanto por el macho como por la hembra y no solo en el buche, sino en todo el esófago superior. Es más rica en grasas que la leche de paloma, pero contiene menos proteínas. Es de color rojo y contiene glóbulos rojos y blancos, y carotenoides, los pigmentos derivados de los alimentos que le dan a los flamencos su color rosa brillante.
La producción de leche durante meses, mientras el polluelo crece, es de alto costo para los padres: pierden peso y su color se lava, e incluso la leche que secretan pasa a ser de un color rosa claro o incluso blanco. Pero una vez que el polluelo madura y comienza a obtener su propia comida, se detiene la producción de leche de los padres y estos recuperan su vigor.
Entre los pingüinos emperador (Aptenodytes forsteri), son los machos los que producen leche, y solo ocasionalmente. Una vez que la hembra pone el huevo, se lo entrega al macho para la incubación durante todo el invierno, y se va durante varios meses para alimentarse y engordar. Durante todo este período, el macho incuba el huevo sin comer, y pierde la mayor parte de su peso corporal. Las hembras generalmente regresan justo antes de la eclosión; pero si el polluelo sale del cascarón antes de que regrese la hembra, el macho lo alimenta con leche de "buche" que produce en su esófago, ya que los pingüinos no tienen buche. El macho produce leche durante aproximadamente una semana; si para entonces la hembra no ha vuelto, el polluelo morirá. Si la hembra regresa a tiempo, ella y el macho se alternan para vigilar y alimentar al polluelo con peces regurgitados que han pescado.
El macho no solo se sienta en los huevos, también produce leche y alimenta al polluelo. Una familia de pingüinos emperador. Fotografía: Shutterstock
Insectos lecheros
La mayoría de las cucarachas hembra ponen sus huevos en un resistente contenedor de huevos que secretan y que protege los huevos. Pero la cucaracha Diploptera punctata hembra no pone un contenedor de huevos, sino que pare crías vivas. Alrededor de 12 ninfas se desarrollan dentro de su cuerpo y se alimentan a lo largo de su desarrollo con una "leche" rica en carbohidratos, grasas y proteínas. Esta leche de cucaracha contiene 3.5 veces más energía (calorías) que la cantidad equivalente de leche de vaca, pero no hay de qué preocuparse, no es adecuada para el consumo humano.
Las cucarachas en desarrollo no están conectadas a su madre por un cordón umbilical, sino que tragan la leche con la boca, como los bebés mamíferos. En el intestino de las cucarachas, la leche se convierte en cristales sólidos, que se digieren lentamente y sirven como fuente de alimento disponible durante mucho tiempo que las ayuda a desarrollarse más rápido, y salir grandes y fuertes del cuerpo de su madre.
La mosca tsetsé hembra (Glossina), una mosca que se alimenta de sangre y propaga el parásito tripanosoma que causa la enfermedad del sueño, también alimenta a sus crías mientras aún están en su cuerpo. En el cuerpo de la mosca crece una larva por vez durante diez días, hasta el momento en que está lista para pupar. En este punto, la madre genera una larva gorda, casi del mismo tamaño que la madre, y la larva se mete rápidamente en la tierra y se pupa. Aproximadamente un mes después, emergerá una mosca adulta.
La larva es especialmente rechoncha ya que su cuerpo está lleno de la leche de su madre, que continuará nutriéndola durante su etapa de pupa. La leche de la que se alimenta la larva en el "útero" de la madre es secretada por las glándulas de leche que se desarrollan durante el "embarazo". La leche secretada por la madre está compuesta, en un principio, principalmente de grasa y, a medida que se desarrolla la larva, contendrá cantidades balanceadas de grasa y proteína, justo lo que necesita el bebé. Una vez que la larva es desovada, las glándulas mamarias de la madre se atrofian rápidamente, hasta la próxima vez.
La calidad y cantidad de la leche dependen de la dieta de la madre. Si no consume suficiente sangre, la leche que produce no será lo suficientemente nutritiva y la larva no se desarrollará o no completará la pupación.
La araña que mama hasta la adultez
Hace menos de un año, investigadores de China descubrieron que las hembras de la araña saltarina, Toxeus magnus, "amamantan" a sus crías.
Aunque no se consideran arañas sociales, las arañas saltarinas viven en pequeñas colonias. Resulta que, en muchos casos, estos pequeños grupos están formados por una hembra adulta y varios individuos jóvenes: una madre y su descendencia.
En observaciones de laboratorio, los investigadores notaron que después de que las pequeñas arañas nacen en el nido, ni ellas ni la madre lo abandonan durante casi tres semanas. Durante ese tiempo, las pequeñas arañas se alimentan exclusivamente del líquido similar a la leche que produce la madre, que tiene un alto contenido de proteínas, cuatro veces mayor que el de la leche de vaca, y también contiene algo de grasa y carbohidratos.
Inicialmente, la madre deposita gotitas de leche en la superficie interna del nido y las pequeñas arañas las chupan, pero cuando crecen, "maman" directamente de la madre, desde una abertura en su vientre, que también es la abertura para poner huevos. A medida que las arañas crecen, comienzan a abandonar el nido para alimentarse, pero aún así regresan a su madre para mamar.
Incluso después de haber sido alejadas de la leche, a los 40 días, las arañas casi maduras regresan al nido para recibir un poco de cuidado materno: la eliminación de parásitos y piel vieja, y cuidado del nido. Este comportamiento maternal termina, al menos en el caso de los machos, cuando alcanzan la madurez completa (alrededor de los 52 días). En este punto, la madre todavía permite que sus hijas la visiten, pero evita que los machos lo hagan, tal vez para reducir la endogamia.
Las arañas maman casi hasta la madurez. Araña saltarina hembra Toxeus magnus. Foto: Academia China de Ciencias, Chen Zhanqi
Un tiburón en la leche de su madre
Los tiburones se reproducen de varias maneras: algunos ponen huevos, otros desovan y los huevos se desarrollan dentro de la madre, y otros se reproducen igual que los mamíferos, con una placenta y un cordón umbilical que nutre al feto. Estos tiburones incluso nacen con un ombligo, que desaparece después de varias semanas.
Sin embargo, a pesar de la similitud, los tiburones con placenta no producen leche. Es en realidad el gran tiburón blanco hembra (Carcharodon carcharias), que se reproduce por desove, la que proporciona a sus embriones gestantes, de cinco a diez, una leche rica en grasa secretada en su útero. Los embriones del gran tiburón blanco se alimentan de leche solo durante partes de su desarrollo: en sus primeros días, se nutren de un saco vitelino adyacente a sus cuerpos; luego se alimentan de la leche viscosa que se secreta en el útero y, cerca del final del período de gestación, se alimentan de huevos no fertilizados producidos en el útero. El útero también les provee oxígeno.
Gracias a esta dieta variada, los tiburones jóvenes nacen, sin haberse devorado unos a otros en el útero de su madre, cuando pesan más de treinta kilos y miden aproximadamente un metro y medio de largo; bastante fuertes ante la mayoría de los depredadores oceánicos. Algunas especies de mantarraya, un pariente de los tiburones, también nutren a sus embriones con leche de una forma parecida.
Los jóvenes tiburones nacen con una longitud de un metro y medio, después de meses de alimentarse de leche y huevos en el útero de su madre. Un gran tiburón blanco. Fotografía: Science Photo Library
Aunque nos llamamos "mamíferos", la lactancia no es exclusiva de los seres humanos. Los animales mencionados aquí son ejemplos de organismos no mamíferos que nutren a sus crías y los alimentan con un alimento especial producido en su cuerpo, que no solo es similar a la leche en composición y función, sino que a veces es incluso más nutritivo que la leche de mamífero. Disfrutar de pasteles de queso y de otros productos lácteos (o sus sustitutos veganos) es una gran oportunidad para recordar la gran variedad de soluciones nutritivas que se han desarrollado a lo largo de la evolución, y para señalar un elemento más que compartimos con aves, insectos, peces y muchos otros animales