En el reino animal todas las criaturas están conectadas entre sí de una u otra forma, en una intrincada red de relaciones de distinto tipo. Estas relaciones pueden ser de parasitismo, depredación o simbiosis entre dos organismos. El origen del término simbiosis proviene de la palabra griega que significa "vivir juntos" o “convivir”, y este es precisamente el tipo de relaciones que describe el término: dos organismos cuyas vidas están estrechamente entrelazadas para obtener un beneficio común. Este tipo de asociación puede existir entre organismos de todo tipo: plantas, animales, bacterias y hongos. Gracias a la simbiosis se benefician ambos organismos, y tras largos periodos de tiempo pueden incluso evolucionar conjuntamente volviéndose cada vez más compatibles entre sí, a veces hasta tal punto que ya no pueden existir el uno sin el otro. El siguiente video presenta el concepto de simbiosis ilustrándolo con un caso práctico de simbiosis y coevolución.

Conferencia presentada por David González en el marco del proyecto TED-Ed

 

Las relaciones simbióticas se suelen dividir en dos tipos: obligatoria y facultativa. En las relaciones obligatorias, ambas partes se necesitan la una a la otra para continuar viviendo y una no puede existir sin la otra, mientras que las relaciones facultativas son aquellas en que, pese a que la simbiosis es beneficiosa para ambas partes, no es indispensable para su existencia. Las relaciones simbióticas también pueden ser obligatorias para una de las partes y facultativas para la otra, es decir, una de las especies no puede vivir sin la otra, pero no viceversa. Un ejemplo de simbiosis obligatoria son las mitocondrias existentes en cada célula de los seres vivos. La célula provee a la mitocondria del entorno que necesita y fabrica proteínas para ella, y a su vez la mitocondria abastece la energía necesaria para la existencia de la célula. Se cree que el origen de la mitocondria se encuentra en una antigua bacteria que penetró en las células en el transcurso de la evolución, y las relaciones entre ellas arraigaron de tal forma que con el tiempo se convirtieron en obligatorias. Este tipo de simbiosis en el que uno de los socios es "absorbido" por el otro se denomina endosimbiosis (el prefijo “endo-” significa “dentro”, “en el interior”).

Otro ejemplo clásico de simbiosis es el de los distintos peces fosforescentes que viven en las profundidades del océano, y que poseen órganos especiales cuya función es ofrecer un nicho a las bacterias fosforescentes. Las bacterias se benefician de un hábitat cómodo y protegido, mientras que los peces se benefician de un órgano iluminador mediante el cual encuentran presas, atraen hembras y navegan en la oscuridad de las profundidades. Pero las relaciones simbióticas no tienen por qué producirse entre un organismo grande y uno microscópico, también pueden existir entre especies como la anémona de mar y el pez payaso. La anémona de mar protege al pez con sus brazos contra sus depredadores y éste, a cambio, protege a la anémona contra los suyos.

Hay quienes se refieren a la simbiosis pura y exclusivamente como relaciones recíprocas en las que ambas partes se benefician, denominadas también mutualismo, pero hay quienes incluyen en esta definición también otros tipos de interacciones: el parasitismo y el comensalismo. El comensalismo es una situación en la que una de las partes se beneficia de las relaciones pero la otra parte no se ve perjudicada, mientras que el parasitismo es la situación en la que una parte se beneficia a costa de la otra. La mayoría de las personas que tienen animales de compañía conocen al menos un ejemplo de relación parasitaria: las pulgas que viven sobre la piel de los animales y se alimentan de ellos. Por lo general, los parásitos son mucho más pequeños que los huéspedes de los que se aprovechan, y requieren una cantidad relativamente pequeña de energía que pueden obtener de su huésped sin esfuerzo. De cada uno de los tres tipos de relaciones que hemos mencionado hay innumerables ejemplos en el mundo animal y vegetal, constituyendo la base de las interacciones entre numerosos organismos en la intrincada red de la vida.  

 

Ido Kaminski
Doctorando, Departamento de Química Biológica
Instituto Weizmann de Ciencias