Israel es uno de los países que obliga a sus ciudadanos a usar mascarillas protectoras. ¿En qué se basa esta obligación y hasta qué punto son efectivas las mascarillas?
Desde el brote del nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, en diciembre de 2019, se han realizado grandes esfuerzos para evitar su propagación. Muchos países han tomado medidas de gran alcance como el confinamiento general, el aislamiento de enfermos y de personas que estuvieron en contacto con ellos, la desinfección, etc. En algunos países, entre ellos Israel, se recomienda u obliga a hacer uso de mascarillas que tapan la nariz y la boca cuando nos encontramos en un espacio público. Pero ¿a quién protegen las mascarillas protectoras y cuáles son sus beneficios?
El virus causa una enfermedad respiratoria llamada COVID-19 y entre personas que están en contacto cercano se transmite a través de gotitas: cuando una persona enferma habla, tose o estornuda, su sistema respiratorio expulsa gotas portadoras del agente patógeno. Estas gotas son relativamente grandes, pesadas y no son transportadas fácilmente por el aire. Cuando entran en contacto con el tejido mucoso expuesto de otra persona, como la nariz, la boca o los ojos, pueden contagiarla. Además, estas gotas pueden aterrizar sobre superficies, ya sea directa o indirectamente mediante el tacto de una mano expuesta a estas gotas, contaminándolas.
Las gotas que se forman cuando hablamos, tosemos o estornudamos contienen agua, sales, secreciones mucosas y virus. Cuando el agua se evapora, las gotitas se convierten en pequeñas partículas llamadas aerosoles, de menos de 5 micrones (0,005 milímetros). Estas partículas son transportabas fácilmente por el aire a una distancia de unos pocos metros y pueden estar suspendidas en el aire durante varias horas.
Hasta el momento, parece ser que el coronavirus se transmite principalmente mediante la infección por gotitas, aunque algunos investigadores advierten que posiblemente la infección pueda producirse también por el aire como resultado de los aerosoles. No obstante, parece ser que la causa principal del contagio es el contacto cercano, por lo que mantener una distancia física y mantener la higiene son las medidas recomendadas para reducir en la medida de lo posible el contagio por gotitas.
¿Por qué usar mascarillas?
Algunas organizaciones de salud recomiendan el uso de mascarillas protectoras para reducir el riesgo de contagio de los enfermos y portadores del virus en el espacio público, reduciendo así su propagación. La recomendación surge en el contexto del temor de que los enfermos comiencen a propagar el virus y contagiar a otros incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas. Algunos puede que ni siquiera lleguen a desarrollar síntomas. La Organización Mundial de la Salud recomienda que los responsables de la toma de decisiones fomenten el uso de mascarillas en el espacio público cuando se producen contagios en una comunidad. El documento detalla las situaciones en las que se debe aconsejar a los ciudadanos el uso de las mascarillas, por ejemplo, en los casos en que resulta difícil mantener la distancia social.
Las mascarillas protectoras tienen dos propósitos: evitar que los enfermos y otros portadores propaguen el virus, y proteger del contagio a quienes la llevan puesta. Existen varios tipos de mascarillas con diferentes niveles de protección. Las principales son las mascarillas de protección respiratorias, las mascarillas quirúrgicas y las mascarillasde tela.
Filtra el 95% de las partículas mayores de 0,3 micrones. Mascarilla N95| Fotografía: AlphaTravels, Shutterstock
Las mascarillas de protección respiratorias
Las máscaras de protección respiratorias, destinadas al uso del personal médico, se sujetan alrededor de la boca y la nariz y tienen un filtro que evita el paso de partículas de un tamaño definido. Una mascarilla protectora N95, por ejemplo, filtra al menos el 95% de las partículas de 0,3 micrones (así como la mayoría de las partículas más grandes y muchas de las más pequeñas). El uso de una mascarilla protectora respiratoria requiere instrucciones para colocársela y quitársela correctamente, con el fin de reducir las fugas de aire en su entorno. Se ha descubierto, por ejemplo, que la barba reduce su eficacia. Si se usan correctamente, estas mascarillas ofrecen una buena protección contra la infección por aerosoles, por lo que los equipos médicos que tratan a enfermos por coronavirus las usan para realizar procedimientos médicos que aumentan el riesgo de formación de aerosoles, como la intubación (inserción de un tubo de respiración) y la broncoscopia (examen de los bronquios).
Un equipo de investigadores estadounidenses ha demostrado que los aerosoles artificiales (es decir, pulverizados en el aire) de SARS-CoV-2 permanecen unas tres horas en el aires en una cámara de muestra hermética. Sin embargo, no está claro si sucede lo mismo en las proximidades de los enfermos. Con este fin, otro grupo de investigadores examinó el problema con enfermos por coronavirus confirmados que estaban aislados. En el estudio inicial, que aún no ha sido sometido a la revisión de otros expertos, informaron que, de acuerdo con las expectativas, el entorno cercano a los enfermos contiene grandes cantidades de material genético viral, probablemente debido a emisiones de aerosoles o gotitas. Este entorno incluye superficies (mesas, manijas o picaportes), objetos personales (teléfono móvil, computadora) e instalaciones sanitarias (inodoro, grifos). Además, se encontró material genético del virus en el aire de las habitaciones del hospital, pero estos no fueron capaces de contagiar cultivos de células y aparentemente no contenían virus completos y contagiosos.
Aunque se trata de un estudio bastante limitado y preliminar, los hallazgos sugieren que el SARS-CoV-2 no suele contagiarse por los aerosoles. Por tanto, parece preferible dejar el uso de las mascarillas de protección respiratoria a los equipos médicos que realmente las necesitan y saben cómo utilizarlas. De hecho, esta es exactamente la directriz de las organizaciones sanitarias mundiales.
No previene del contagio por aerosoles, pero proporciona cierta protección. Mascarilla quirúrgica | Fotografía: arrowsmith2, Shutterstock
Las mascarillas quirúrgicas y las mascarillas de tela
Las mascarillas quirúrgicas están hechas de algodón no tejido y cubren la nariz y la boca. Debido al diámetro del espacio entre las fibras de la mascarilla y el hecho de que no está pegada a la cara, este tipo de mascarilla no evita el contagio mediante aerosoles. Sin embargo, la mascarilla puede interceptar gotas grandes además de reducir el contacto de las manos con las membranas mucosas de la nariz y la boca y, por lo tanto, puede reducir el riesgo de contagio mediante gotitas cuando estamos cerca de otra persona. Asimismo, detiene la mayor parte de las gotas de saliva expulsadas por enfermos y portadores, evitando así que contagien a otros.
Las mascarillas de tela suelen ser mascrillas reutilizables cosidas con tres capas de tejido de algodón. Al igual que las mascarillas quirúrgicas, también interceptan principalmente el paso de gotas grandes y, por lo tanto, reducen el riesgo de infección mediante gotitas. A diferencia de las mascarillas de protección respiratorias y las mascarillas quirúrgicas, no existe una norma definida para las mascarillas de algodón, pero existen pautas para la fabricaciión de mascarilla de tela reutilizables aprobadas por el Ministerio de Salud de Israel. Por lo tanto, las mascarillas de fabricación propia pueden diferir entre sí en la densidad de la tela, la absorción de humedad, la ventilación y su adaptación a la estructura del rostro, todos ellos factores que influyen directamente en su efectividad.
No habiendo una norma definida, las mascarillas de fabricación propia pueden ser muy distintas las unas de las tras. Mujer con mascarilla de tela casera| Fotografía: kovop58, Shutterstock
Máscaras transparentes
Recientemente se ha comenzado a debatir también la efectividad del uso de máscaras protectoras transparentes. Estas máscaras están hechas de un plástico transparente que cubre todo el rostro. Para una máxima protección, la máscara debe llegar por debajo de la barbilla a lo largo y más allá de las orejas lateralmente, además de cubrir toda la línea de la frente para que no se cree un hueco por encima de los ojos.
Estas máscaras son ampliamente utilizadas por el personal médico, junto con equipos adicionales de protección, mientras se realizan procedimientos médicos. Su función es protegerlos de los fluidos corporales en forma de gotas que puedan salpicar hacia las membranas mucosas de la cara.
Los médicos señalan algunos beneficios importantes al usar estas máscaras. Por ejemplo, se pueden desinfectar y reutilizar. Además, dado que cubren toda la superficie del rostro, evitan que quienes las llevan se toquen las cara con las manos que pueden haber estado expuestas a algún patógeno. Y como no ocultan la boca, facilitan la comunicación, especialmente con las personas que padecen deficiencias auditivas.
Según un estudio realizado en 2014, la máscara protectora de plástico transparente reduce la cantidad de aerosoles que llegan al sistema respiratorio de sus usuarios, medida mediante un sistema artificial que simula la inhalación de aerosoles que contienen virus de la gripe. No obstante, la función principal de estas máscaras es proporcionar al personal médico una barrera física contra los fluidos corporales que pueden salpicarles la cara al realizar intervenciones médicas. Su capacidad para reducir la diseminación o inhalación de gotas de saliva expulsadas al hablar o estornudar aún no ha sido estudiada. Su capacidad para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas respiratorias en el espacio público tampoco ha sido investigada, por lo que no está claro si esta es realmente una solución eficiente.
Reutilizable, protege de las gotículas y quizá también de los aerosoles. Mujeres en España con la máscara transparente | Fotografía: agsaz, Shutterstock
Recomendaciones contradictorias
El Centro para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) recomienda a todo el público que utilice mascarillas protectoras siempre que se encuentren en un espacio público, para prevenir la propagación del virus. La Organización Mundial de la Salud recomienda el uso de mascarillas en los casos en que no se pueda mantener la distancia social, tras aparecer síntomas del COVID-19 o al proporcionar tratamiento a una persona enferma.
Hasta la fecha, la recomendación al público en general de usar mascarillas protectoras se aplica en numerosos países, entre ellos, Polonia, Argentina, Austria, Turquía, Qatar y Alemania, aunque existen grandes diferencias en la forma que adoptan dichas recomendaciones y en la manera de controlar su cumplimiento.
Estudios anteriores sobre la propagación de patógenos respiratorios han arrojado resultados contradictorios con respecto a la capacidad de las mascarillas protectoras de reducir la propagación de virus en el entorno: una investigación de 2013 examinó la capacidad de las mascarillas de tela y las mascarillas quirúrgicas a la hora de reducir la cantidad de microorganismos liberados al aire cuando tosemos. Los investigadores descubrieron que ambos tipos de mascarillas reducen la cantidad de microorganismos expulsados, pero las mascarillas quirúrgicas son más efectivas. Además, se encontraron grandes diferencias en la capacidad de las diferentes mascarillas de tela para detener la expulsión de microorganismos, según el tipo de tela. Las telas densas de algodón son más efectivas que las mascarillas de lino o seda.
Un estudio estadounidense más reciente demostró la capacidad de las mascarillas para reducir significativamente la distancia de dispersión de las gotículas de saliva que pueden transportar virus como el SARS-CoV-2. Los investigadores colocaron mascarillas de diversos tipos en la cara de una muñeca equipada con un tubo que expulsa un aerosol similar al de la tos, y controlaron la distancia de dispersión de las gotas con una cámara especial. Sin mascarilla protectora, las gotas se dispersaron a una distancia de aproximadamente un metro y medio. Una simple mascarilla hecha con un trozo de tela cuadrada redujo la distancia a unos 40 centímetros. Una mascarilla de tela de tres capas fabricada en casa redujo esta distancia a tan solo unos 7 centímetros, una distancia similar a la observada para una mascarilla protectora comercial.
Si bien los estudios en laboratorio muestran que las mascarillas contribuyen a reducir la propagación de patógenos, su efectividad también debe examinarse a una escala mayor que incluya a toda la población. Varios estudios han examinado esta cuestión en relación con enfermedades respiratorias como la gripe. Un estudio realizado en Australia examinó, por ejemplo, la eficacia de las mascarillas quirúrgicas para reducir la infección de los familiares de niños enfermos de gripe. Los resultados mostraron que con el uso adecuado se produjo una disminución de la incidencia, pero menos de la mitad de los participantes consiguieron cumplir con las instrucciones de uso.
También hay que tener en cuenta que el estudio australiano se realizó en condiciones normales, y no en plena epidemia global como la que estamos viviendo ahora, por lo que el cumplimiento de las pautas probablemente sería mayor actualmente. Sin embargo, para que las mascarillas sean eficientes, es fundamental utilizarlas correctamente. Solo de esta manera pueden proporcionar un elemento de protección adicional, combinado con las otras medidas preventivas.
Varios estudios recientes han examinado la eficacia del uso de mascarillas protectoras en una comunidad con el fin de prevenir la propagación de COVID-19 y, de hecho, sugieren que con un uso adecuado pueden contribuir a ralentizar la propagación de la epidemia. Una investigación china, por ejemplo, comparó la información epidemiológica recopilada sobre mil contagios del coronavirus en Hong Kong, donde es obligatorio utilizar una mascarilla en el espacio público, en comparación con países en que no es obligatorio. La conclusión fue que la tasa de contagio en Hong Kong era mucho menor. También es de destacar el buen cumplimiento de las instrucciones en Hong Kong, donde el 96% del público cumplió con las instrucciones utilizando en todo momento la mascarilla.
Un resultado similar surge de los datos recopilados en Alemania, donde compararon el número de casos nuevos de COVID-19 en distintas regiones con instrucciones diferentes en cada una de ellas sobre el uso de las mascarillas. Los datos indican una disminución de hasta un 13% en el número de contagios en un plazo de diez días desde el momento en que se publican las pautas, y una reducción estimada de alrededor del 40% en la tasa diaria de contagios.
Aunque la información aún es preliminar, numerosos investigadores recomiendan a todo el público el uso de mascarillas protectoras para reducir la propagación del virus en enfermos asintomáticos. El Ministerio de Salud de Israel también ha adoptado esta recomendación, sin perjuicio de las demás pautas, principalmente mantener la distancia social y la higiene.