Por un lado, la velocidad del transporte facilita la propagación de epidemias. Por el otro, la ciencia moderna ha aprendido a contener muchas de ellas. ¿Las enfermedades se propagan hoy en día de manera diferente?
En el pasado, hubo epidemias que aniquilaron a poblaciones enteras. Hoy parece que, aunque no las hayamos eliminado por completo, al menos hemos logrado contener las enfermedades infecciosas más graves. Pero eso es solo una ilusión, y es el caso principalmente en los países desarrollados, en especial en Europa y América del Norte. En el Tercer Mundo, en cambio, todavía hay epidemias que matan a millones de personas cada año. ¿Hubo algún cambio en estos años en la forma en que se propagan las enfermedades?
Un pasado mortal
Una de las primeras plagas documentadas fue en la antigua Grecia, en el siglo V a.C. Probablemente fue una pandemia de tifus que causó, según algunas estimaciones, 100.000 muertes. En el siglo II d.C., durante los días del César Marco Aurelio, una epidemia de viruela se extendió por todo el imperio romano: mató aproximadamente a 2.000 personas por día y aniquiló a una cuarta parte del imperio. En los libros de historia se documentan muchas más epidemias masivas.
La pandemia más famosa fue la Peste Negra, un brote de peste en Europa que alcanzó su punto máximo entre 1347 y 1351 y mostró cómo las enfermedades pueden propagarse rápidamente entre países y continentes: la pandemia tuvo un brote en China y se transmitió a Crimea a través de comerciantes por la Ruta de la Seda. Allí, los mongoles la usaron en su asedio a la ciudad de Caffa. Lanzaron por sobre los muros de la ciudad cuerpos de soldados que habían muerto a causa de la enfermedad, para infectar a los residentes. Probablemente sea el primer uso conocido de la guerra biológica. Desde Crimea, la enfermedad se extendió a Constantinopla y a las costas del Mediterráneo. Desde Italia se movió hacia el norte, penetrando profundamente en el continente y extendiéndose a las Islas Británicas e incluso hasta Groenlandia. La pérdida de vidas humanas fue asombrosa: 35 millones de muertes en China y números similares en Europa, donde se estima que la mitad de la población fue aniquilada.
La Peste Negra en Tournai, Bélgica 1349
En el siglo XX fuimos testigos de dos grandes pandemias: una fue la gripe española, que tuvo su brote en 1918 y mató a 75 millones de personas, y la otra fue el SIDA, que comenzó a extenderse en Occidente a fines de la década de 1960 y continúa hoy con fuerza en el África subsahariana. Ha matado a más de 30 millones de personas. En comparación con éstas, la gripe que se propagó en Hong Kong en 1968 mató "solamente" a un millón de personas en todo el mundo en dos años.
Desde principios del siglo XXI hemos visto muchos brotes pequeños que fueron noticia: el virus del SARS en Asia, la gripe porcina, la gripe aviar, el brote local de polio en Israel y, más recientemente, el brote del virus del Zika, que no es mortal pero puede causar parálisis y defectos de nacimiento. Simultáneamente, epidemias "rutinarias" o “endémicas”, como la malaria, se mantienen fuertes en el tercer mundo.
Una sala para pacientes con gripe en un hospital estadounidense durante la gripe española
Enfermedades comerciales
Uno de los datos más llamativos es que las pandemias van de la mano con la globalización y viajan de un lugar a otro por las rutas comerciales y turísticas. Eso es lo que sucedió cuando la Peste Negra viajó de China a Europa por la Ruta de la Seda, o durante la conquista de América, cuando los invasores europeos llevaron numerosas enfermedades al nuevo continente, como la viruela y el sarampión, con tremendas consecuencias para la población local. A veces fue resultado del contacto entre conquistados y conquistadores, y otras fue intencional. El sistema inmunitario de los nativos no sabía cómo lidiar con virus y bacterias desconocidos. La trata de esclavos africanos también trajo enfermedades a América, como la fiebre amarilla.
Hoy, cuando el transporte entre países y continentes es tan fácil, la propagación de enfermedades es aún más fácil. Un ejemplo moderno es el SIDA. El epicentro del virus probablemente haya estado en el Congo en la década de 1920, y la expansión de los ferrocarriles en el país en la década de 1960 propagó la enfermedad a todo el estado. En 1967, fue exportado a Haití y desde allí se extendió a los Estados Unidos y al resto del mundo.
En la actualidad, los virus más problemáticos para los humanos son aquellos transferidos por mosquitos, especialmente en el Tercer Mundo. Por ejemplo, la malaria, la fiebre amarilla y la fiebre del dengue son muy comunes en los países ecuatoriales y matan a millones de personas. La combinación de fondos de investigación limitados para enfermedades que no existen en los países más ricos, y la efectividad en su transmisión, dificultan la lucha contra estas enfermedades.
Un mosquito Aedes aegypti que propaga, entre otros, el virus del Zika, y la fiebre amarilla. Science Photo Library
La epidemia del Zika
Un ejemplo actual de una enfermedad así, que también llegó al sur de los Estados Unidos y, por lo tanto despertó mucho interés en la investigación, es la epidemia del Zika. El virus fue descubierto por primera vez en el bosque de Zika en África en la década de 1950. En las décadas de 1970 y 1980, comenzó a extenderse hacia el este y apareció en la India, Indonesia, Malasia y Pakistán. El primer brote importante del virus ocurrió en 2007, en la isla de Yap en el Océano Pacífico, parte de Micronesia. Aparentemente, el brote comenzó cuando llegó a la isla un turista infectado, ya que no es probable que los mosquitos vuelen tan lejos.
En 2013 y 2014, hubo más brotes en otras islas del Pacífico, especialmente en la Polinesia Francesa. En mayo de 2015, hubo otro brote del virus en Brasil, y luego en Colombia, El Salvador, México, Guatemala, Venezuela y Paraguay. En diciembre de 2015, se informó la primera infección en EE.UU. en Puerto Rico y luego en Texas y en otros lugares
Los mosquitos son un medio de transporte eficaz de virus y otras enfermedades: se multiplican rápidamente, se mueven con facilidad de un lugar a otro y son difíciles de eliminar. Un mosquito que porta un virus dañino puede fácilmente quedar atrapado en un avión o un barco en una ruta transcontinental, o infectar a un turista que luego regresa a su hogar siendo portador de la enfermedad. La mala noticia es que los cambios climáticos que se estima ocurrirán en el siglo XXI pueden hacer que los mosquitos que transmiten enfermedades como el Zika e incluso la malaria viajen a áreas alejadas del ecuador, como EE.UU. y Europa. En otras palabras, lo que se ve hoy como un problema del Tercer Mundo podría convertirse en una pandemia para Occidente.
Por lo tanto, la globalización es una herramienta efectiva para la propagación de enfermedades, que comenzó con los primeros imperios desde los tiempos antiguos. Además, debido a la notoria capacidad de algunos virus, como la gripe, de mutar rápidamente, este virus, entre otros, hoy es muy peligroso. La gripe porcina de 2009, por ejemplo, en realidad fue una mezcla de genes de cuatro cepas diferentes de gripe. Por lo tanto, hoy también puede haber pandemias internacionales de gripe que pueden viajar sobre las ruedas de la globalización.
Protección efectiva
La principal diferencia entre las pandemias de los primeros días y las de la era moderna es la gran cantidad de conocimiento de investigación que se ha acumulado acerca de la fuente de las enfermedades, lo que permite a la humanidad desarrollar los medios para tratarlas, tales como vacunas, antibióticos y mejoras en higiene. El éxito más impresionante fue la eliminación de la viruela, uno de los virus más mortales de la historia. En el mundo occidental, enfermedades que causaron muchas muertes, como la tuberculosis, fueron controladas con éxito gracias a los antibióticos y a una mejor sanidad, pero siguen siendo letales en los países más pobres.
Además, la creación de organismos como la Organización Mundial de la Salud de la ONU permite esfuerzos mundiales para supervisar y enfrentar los brotes epidémicos. Por lo tanto, la globalización también tiene su lado bueno. Otras organizaciones, como los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU., se ocupan de brotes a escala internacional. Estos grupos no existían antes.
Sin embargo, hoy existe un nuevo y grave peligro, como las enfermedades derivadas del uso de la guerra biológica. Muchos países conservan virus y generadores de enfermedades para uso militar, y ya han ocurrido accidentes en los que se filtraron armas de este tipo, que incluso han inspirado novelas de ciencia ficción como "Apocalipsis" de Stephen King. Además, la tecnología para crear virus está más disponible que nunca, y podría caer en manos hostiles. Cabe esperar que los países, y los propios científicos, sean lo suficientemente responsables como para no jugar con el fuego de las epidemias.