Un nuevo estudio ha examinado la eficacia de varios tejidos para reducir el contagio por virus. Conclusión: las mascarillas profesionales son más efectivas. Mucha tela que cortar.

Numerosos estudios han demostrado que las mascarillas reducen el riesgo de infección, y especialmente el riesgo de contagiar a otros, con el nuevo coronavirus y otros virus que causan enfermedades respiratorias. La mayoría de los estudios han examinado las mascarillas profesionales originalmente destinadas a los equipos médicos: las mascarillas protectoras N99 y N95 y las mascarillas azules de cirujano.

Sin embargo, muchas personas hoy en día se cubren la cara con mascarillas reutilizables e improvisadas hechas de bufandas, pañuelos y camisetas. Esta tendencia se considera positiva, ya que ayuda a prevenir la escasez de mascarillas para el personal médico y otras personas de alto riesgo, así como por consideraciones medioambientales y económicas. Las mascarillas de tela fabricadas de acuerdo con las pautas del Ministerio de Salud se consideran efectivas, pero no hay datos suficientes sobre la efectividad de las mascarillas hechas por uno mismo o las máscaras faciales improvisadas. Esta información es muy importante porque los distintos tipos de tejido tienen diferentes densidades y, por lo tanto, una permeabilidad diferente a los aerosoles, las diminutas gotas de saliva que transportan el virus en el aire.

Un nuevo estudio ha intentado evaluar en qué medida una variedad de tejidos utilizados para cubrir el rostro reducen el contagio. La eficacia protectora de cada material se probó en comparación con la ausencia de mascarilla y en dos períodos de tiempo: 30 segundos después de permanecer en un ambiente contagiado y al cabo de 20 minutos en el mismo ambiente.

Para el propósito del análisis, los investigadores desarrollaron un modelo basado en estudios previos realizados sobre virus de la familia corona, como el virus del SARS. Asimismo, incluyeron en el modelo datos sobre la capacidad de penetración del virus de la gripe a través de diferentes tipos de tejidos y estudios sobre la capacidad de filtración de diferentes materiales. Basándose en los conocimientos epidemiológicos existentes, asumieron que la capacidad de contagio del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 se ubica entre la capacidad de contagio de la gripe y la del virus del SARS de 2003. El modelo también tuvo en cuenta el volumen de inhalación y diversas concentraciones de virus. Las distintas capacidades de filtración, es decir, la tasa de virus que el material logra evitar que penetre en las vías respiratorias del usuario de la mascarilla, se utilizaron para evaluar la contribución de cada material a la reducción de la exposición al virus.

 

מסכת N95 | צילום: Ivan Serebryannikov, Shutterstock
Mayor protección contra los virus, según el modelo. Mascarilla N95 | Fotografía: Ivan Serebryannikov, Shutterstock

 

GRANDES DIFERENCIAS EN LA CAPACIDAD DE PROTECCIÓN

El tiempo de exposición al ambiente infectado influyó mucho sobre la eficacia de cada uno de los materiales evaluados. Como era de esperar, las mascarillas de protección respiratoria N99 fueron las más efectivas para reducir el riesgo de contagio, con una reducción del 94% transcurridos 20 minutos, y un poco por debajo están las mascarillas N95. A continuación se encuentran las mascarillas de los cirujanos y junto a ellas, lo que ya es más sorprendente, las bolsas de filtro de las aspiradoras. Estas bolsas redujeron el riesgo de contagio en un 83% a los 30 segundos de exposición y en un 58% transcurridos 20 minutos. Esto sugiere que estos filtros se pueden colocar en las mascarillas de tela para mejorar la protección.

Las telas examinadas fueron menos efectivas a la hora de prevenir el contagio. Las más efectivas son los paños de cocina, seguidos en orden descendente por una mezcla de algodón comprimido, las fundas antimicrobianas para las almohadas y las sábanas de lino y algodón. Al final de la lista se ubican los pañuelos de seda y otros materiales, y las camisetas de algodón, que redujeron el riesgo de infección en un 44% tras una exposición de 30 segundos y en un 24% tras los 20 minutos, por lo que según el modelo solo protegen un poco más que no usar máscara.

De hecho, debe tenerse en cuenta que existen otros factores que no se examinaron en este estudio que también influyen en las probabilidades de contagio, además del tipo de material y la duración de la exposición; por ejemplo, tocarse la cara y la mascarilla y el grado de ajuste de la mascarilla a la cara. Otra limitación del estudio es que las evaluaciones del estudio se basan en un modelo y no en un experimento empírico realizado realmente con el coronavirus. Como cualquier modelo, proporciona solo una estimación, basada en los datos utilizados ​​y las suposiciones de quienes lo han desarrollado.

Aunque el modelo se basa en resultados relativos a otros virus, el estudio se fundamenta en una gran cantidad de datos, por lo que tiene valor a la hora de decidir qué material utilizar para hacer una mascarilla nosotros mismos o comprar una mascarilla reutilizable.

Este estudio es también importante porque demuestra nuevamente que el tiempo de exposición y la cantidad de virus en el aire influyen en la efectividad de la protección en general. Esto resalta la importancia de hacer un uso adecuado de las mascarillas y reducir el contacto con los demás incluso cuando llevamos puesta una mascarilla. Solo entonces podremos reducir la cantidad de virus en el aire y reducir el contagio y la incidencia.